miércoles, 19 de diciembre de 2018

Es tiempo de Navidad

Por quinto año consecutivo, acudimos puntuales a la cita con una nueva imagen/postal, realizada ad hoc para estas entrañables fechas.

En esta ocasión, la fotografía definitiva se ha conseguido realizando tres tomas y sin la utilización de programa alguno de edición de imágenes; tan solo se ha necesitado el empleo cuidadoso de una cámara réflex digital mediante una doble-doble exposición.

En primer lugar, fue necesaria una planificación certera de cada fotografía individual y del conjunto resultante. Necesitábamos una maqueta que generase la silueta, una Luna llena que le diese verosimilitud a la escena al integrarla en el paisaje y un skylight acorde con las fechas en las que nos encontramos.

Por una parte, fotografiamos la Luna llena del 24 de septiembre de 2018 ( 300 mm, F11, 1/8 s, ISO 100) la cual, mediante la cámara, se superpuso horas más tarde con una exposición de la Sierra Perenxisa (300 mm, F11, 4 s, ISO 100). Finalmente, una tercera toma de la maqueta adecuadamente iluminada (50 mm, F11, 1/30 s, ISO 100), mediante la segunda y última doble exposición, dio como resultado el que mostramos a continuación:




¡¡  Feliz Navidad 2018  !!


viernes, 27 de julio de 2018


Eclipse lunar 2018 

Tras las dos superlunas acaecidas a principios de año, desde el Observatorio Manises J98 estábamos impacientes a la espera del único eclipse total lunar que en este 2018 podremos contemplar desde nuestras latitudes, y a sido este viernes 27 de julio, cuando Selene nos ha querido mostrar su hermosa faz, aunque eso si, con el “rubor” de una inocente doncella.

Lo cierto es que nuestro hermoso satélite, nos ha premiado en el día de hoy con un bello espectáculo,  el cual contaba con la particularidad de ser el eclipse lunar total  más largo del siglo (algo más de hora y media desde el inicio hasta la fase de totalidad), ya que la Luna ha transitado en esta ocasión muy centrada a través de la umbra terrestre, algo poco habitual y que no ocurría desde el 16 de julio del año 2000. 

Esta particularidad, sumada al apogeo lunar en este mes de julio y a la baja posición del astro sobre el horizonte, le ha conferido a la efeméride una peculiaridad especial, mostrándonos un intenso grado de oscuridad y una coloración más rojiza de lo que nos tiene acostumbrados,  y todo ello contando con que el tamaño del disco lunar era algo más pequeño que en otras ocasiones, por encontrarse éste en el punto orbital más alejado de nuestra Tierra en el día de hoy.

Y por ponerle algún pero al evento, ( y aún contando con que el eclipse “lo echaban” en viernes, a partir de las 21h. pm  …) señalar que la Luna salía ya eclipsada, y su observación desde una zona relativamente próxima a la costa como la nuestra y con las altas temperaturas registradas estos últimos días, la calima, podría dificultar en parte la visión de una Luna totalmente nítida desde el primer instante del orto lunar.

Tal y como suponíamos, así resultó, pero a medida que el astro fue ganando grados en altura y conforme se acercaba el eclipse a su fase de máximo, pudimos ver una Luna llena sencillamente espectacular y mágica debido a su extraña y fantasmagórica apariencia. El efecto 3D fue muy notorio tanto a través del telescopio como de unos simples prismáticos. Todo ello sumado a su fuerte coloración rojiza, daba fe de la denominación “Luna de sangre” que tanto se ha difundido en los medios esta última semana.

Y como recuerdo del evento sirva esta imagen, la cual y aunque dista bastante de ser perfecta, será suficiente para que al menos nosotros podamos inmortalizar en nuestra mente, el hermoso instante del disco lunar eclipsado y el imborrable recuerdo de que estuvimos ahí para contemplarlo.

Hasta la próxima.

Nikon  D7200- 300 mm; F10-2.5” – ISO 640

jueves, 15 de febrero de 2018

Las dos superlunas de 2018


A los astrónomos amateur nos gusta ver el cosmos como una inmensa prolongación de la naturaleza, como un todo del que formamos parte. En este sentido, aunque siempre resulta un placer contemplar las maravillas del espacio de manera aislada, a través del ocular telescópico, no lo es menos contemplarlas integradas en el paisaje, cuando se pueden apreciar en perfecta comunión los orbes terrestre y celeste, lo que resulta especialmente atractivo en el caso de objetos como el Sol, la Luna y cómo no, la Vía Láctea, nuestra galaxia.Para deleitarse con la última, necesitamos cielos muy oscuros que no siempre tenemos la fortuna de poder visitar. Sin embargo, el Sol y la Luna solo requieren de nuestra atención y la ausencia de nubes para ofrecernos su espectáculo.

Al contrario que las salidas y puestas del Sol, las salidas de la Luna en su fase llena son un espectáculo fabuloso que mucha gente no ha contemplado nunca de manera activa. Asociados al crepúsculo vespertino, se producen cambios de luz, color y olor que dotan de una especial intensidad al paisaje. Ver el disco lunar emergiendo tras el horizonte es realmente encantador y más si se puede integrar en un bello escenario. No digamos si la Luna se ve algo más grande por su mayor proximidad a la Tierra, como ocurre cuando empleamos el término superluna.

Hoy en día, aplicaciones como Photopills permiten, con dedicación, planear adecuadamente posibles ubicaciones donde situarse para admirar el fenómeno. Conseguir una buena fotografía del paisaje es la guinda del pastel, un bonito registro del instante o, dicho de otro modo, un buen pretexto para salir ahí fuera y maravillarse con los dones que la naturaleza nos regala. 

En este caso, las fotos tomadas son de las dos superlunas de 2018. La primera, del 2 de enero en la playa de Canet de Berenguer, aprovechando el faro del espigón del puerto deportivo y el reflejo lunar sobre el mar para componer la imagen. La segunda, del 31 de enero, integrando al satélite en las luces del Castillo de Cullera, como si el calvario nos invitara a alcanzar el dorado disco. Un auténtico placer para los sentidos y un bello recuerdo más que atesorar.