Pues si, tal y como ya hemos comentado en alguna ocasión,
la naturaleza nos brinda muy de vez en
cuando, de tan bellos como sencillos espectáculos
que nos hacen seguir mirando el cielo en busca de esas maravillas que para
tantos mortales, pasan desgraciadamente
desapercibidas.
Al igual que esta rapaz nocturna que no sabemos si curiosa o sorprendida, observaba la salida de una
magnífica luna llena en su primera aparición del solsticio de verano el pasado mes
de julio, allí estábamos nosotros,
agazapados en pulcro silencio tras unos matorrales y con nuestras cámaras en
posición, esperando el preciso instante, ese mágico momento en el que
el ave, se posara en aquel tronco, casi sin vida, que paciente parecía invitarla a descansar y
observar en el crepúsculo, de tan bello espectáculo.
En fin…, a todos aquellos a los que de verdad os guste la fotografía y conocéis sus secretos, sabréis que esta imagen no es "técnicamente" tan sencilla como puede parecer. Solo la magia de nuestras flamantes Nikon D7200 y “un making off” muy elaborado , nos permitió obtener esta bonita estampa, sin la ayuda de ningún software adicional de montaje o posterior procesado en ordenador.
Y es que este año 2016, tras 67
años de lunas llenas, el solsticio de
verano ha coincidido con la efeméride del plenilunio, ocasión que no podíamos desaprovechar,
y que mejor para celebrarlo que
plasmarlo en una bonita toma. Este fenómeno no volverá a repetirse hasta
dentro de 46 años. Tal vez para entonces nuestro hoy "flamante cimbel", ya no se
encuentre en condiciones para salidas nocturnas
y “posados” fotográficos.
Feliz verano