martes, 8 de junio de 2004

Tránsito de Venus - Junio 2004

En esta plácida mañana cuando la primavera ya toca a su fin, nos hemos dispuesto al igual que multitud de observadores y observatorios a tratar, con permiso de las nubes, de observar un fenómeno poco usual que va a darse hoy, como es un tránsito planetario por delante del astro rey, en particular el tránsito del planeta Venus, que a modo de eclipse, se va irremediablemente a interponer entre el sol y la tierra provocando un eclipse que no será tal por tener este un disco mucho menor al de la estrella madre y por otra serie de circunstancias de sobra conocidas. El evento ha despertado el interés tanto del público en general como de profesionales y aficionados, de ahí el revuelo periodístico que ha causado estos últimos días.

Nuestro particular desafío además de lo placentero de la observación por si misma, es la colaboración con el proyecto denominado Venus Transit VT-2004 organizado por el European Southern Observatory perteneciente a la ESO, en el que participan tanto Observatorios profesionales como aficionados, de ahí la importancia y el interés añadido al evento que hoy va a producirse.

Hace poco más de un año, en concreto el 7 de mayo de 2003, la lluvia había llevado al traste con otro espectáculo de similares características, en aquella ocasión, el tránsito del planeta Mercurio, cuestión que nos impidió aquel día, la posibilidad de seguir el evento tras habernos preparado concienzudamente como de costumbre para la observación del citado, pero ya se sabe, la meteorología es quien dicta la última palabra en estas cuestiones y en aquella ocasión nos dijo alto y fuerte NO.

No obstante y como la paciencia debe formar parte de las virtudes que todo aficionado y amante de la astronomía debe tener, solo tocaba esperar la llegada del siguiente evento similar al de este día, y este año repetíamos fenómeno (la década promete). Por las fechas en que nos encontramos y las estadísticas meteorológicas de nuestro observatorio, todo parece indicar que hoy tenemos muchas probabilidades de poder disfrutar, dicho de manera coloquial “hoy toca” y así a sido.

Pero vamos por partes. Como decíamos al principio de la crónica, en la mañana de hoy y debido a la posición del sol y a la hora de comienzo del tránsito, planeamos y planteamos la observación desde dos puntos diferentes, ya que desde nuestro observatorio, no es posible observar la salida del Sol y por lo tanto, nos perderíamos una buena parte del evento, cuestión a la que no estámos dispuestos a renunciar.
Así que si “la montaña no viene a mi……”, cuestión por la que planeamos iniciar nuestra observación desplazándonos a algún lugar lo más cercano posible al observatorio con los condicionantes que precisábamos para tal cometido, y tras el análisis de los pros y los contras de los diferentes lugares propuestos, la solución pasaba por el engorro de tener que subir el pesado material a la terraza del edificio sito en la Plaza de la Flor de esta misma población, lugar donde por fortuna, disponemos de una visión perfecta del horizonte Este que nos permitirá observar el orto solar y por lo tanto, poder seguir el evento desde su comienzo,( ya se sabe, el que algo quiere algo le cuesta) continuándolo poco después desde el Observatorio Manises J98 cuando el Sol alcance la suficiente altura como para poder seguirlo desde nuestro flamante y reciente emplazamiento fijo, por fortuna, seis horas de tránsito dan para mucho.... y así lo hemos hecho.

Desde hace más de 100 años, no se observa este fenómeno desde nuestro país, por lo que no cabe desperdiciar la ocasión que los astros nos brindan y más contando con que el próximo tránsito de Venus no volverá a producirse hasta el próximo siglo, en contreto en los años 2117 y 2125 respectivamente, época en la que seguramente ya no estaremos para “muchas roscas” ¿no?

Somos conscientes de que a pesar de nuestros esfuerzos, en el amanecer de esta mañana y cuando el Sol emerja sobre el horizonte, el planeta ya habrá comenzado su paseo solar , pero no queremos perdernos ni un instante más de lo obligatoriamente necesario y de ahí la disposición de los dos puntos de observación y por lo tanto, la necesidad de tener que trasladarnos con un equipo móvil y todos sus bártulos hasta la terraza del quinto piso ( sin ascensor más INRI ) del lugar elegido, lugar al que por fortuna tenemos libre acceso y desde donde dispondremos de un horizonte despejado y libre de obstáculos.

El tránsito empezaba a las 07:20:28 AM en tiempo local, cuestión por la que a la salida del Sol ya se había producido el primer contacto con el disco solar. Hemos decidido observar por tanto el tránsito desde poco después de su inicio hasta el 2º contacto, momento en el cual tenemos previsto desplazaremos rápidamente al Observatorio Manises para seguir la observación hasta su final en muchas mejores condiciones y contando medios ópticos de mayor envergadura.


En la mañana de hoy, Luis y yo ya estábamos en pie a eso de las 06: 00 de la mañana. Tras un café con leche "en vena" por la prisa y por los nervios, seguido de una llamada de aviso diciéndo a mi hermano que ¡¡ voy para allá !!,, bajo al garaje donde ya tengo el coche cargado desde la noche anterior y nervioso, me pongo en camino para dirigirme al puesto de observación planeado, todo ello con la suficiente antelación por los inconvenientes ya comentados anteriormente, pero la circunstancia obliga a dejarlo todo montado y apunto antes del orto solar.

Y así lo hemos hecho según lo previsto y con la rigurosidad que nos caracteriza. Eran las 06:45 AM y ya estábamos esperando que “Lorenzo” hiciese su aparición con todo el material de observación y registro dispuesto. Las brumas del amanecer podían hacer pensar que la cosa se nos podía complicar, pero no, la experiencia indicaba que poco a poco iban a ir dispersándose y a medida que el sol ganase altura nos veríamos lilbres de su incómoda presencia como así ha sido, aunque de momento estas finas nubes matutinas no presentaban ningún obstáculo serio para la visisón del disco solar a través del telescopio. Apuntamos el objetivo del refractor de 90 apenas el Sol ha empezado a asomarse por el horizonte para seguirlo hasta su completa emersión, ( el ansia nos corroe) todo ello claro está, con la debida protección en el objetivo, y aún más, a traves de un helioscopio montado a primer foco. Tras el primer enfoque y como era más que previsible, allí estaba Venus. Un pequeño disco claramente circular de casi 1´ de arco, se interponía entre nosotros y el sol dibujando su negro e intenso perfil sobre la brillante superficie de nuestra estrella. Al Sol le había salido "un precioso lunar".

Poco a poco, el planeta ha ido cruzando de forma tangencial la esfera solar por su hemisferio Sur de Este a Oeste, la visión ha sido sencillamente espectacular, magnífica diría yo, resultando complicado despegar el ojo del ocular. Fotos y más fotos hasta la cercanía del segundo contacto, como decía, la visión a primer foco resultaba espectacular, pero el tiempo corria y había llegado el momento en el cual tocaba, como estaba previsto, desmontar raudos y veloces el material de observación, bajándolo nuevamente hasta el coche y de nuevo subirlo a la terraza donde está situado el observatorio, montarlo nuevamente y continuar con la labor iniciada horas antes, ahora mediante dos telescopios, a fin terminar de observar el tránsito hasta su término previsto a las 13:24:42 PM, en tiempo local.

Rápidamente efectuamos la operación de desmontaje............. y...

.....en menos de veinte minutos ya estábamos a pie de observatorio con el refractor nuevamente montado y pegados al ocular del hermano mayor en el interior del observatorio, en el cual ya estaba todo dispuesto desde la noche anterior en la que dejamos apunto los instrumentos de observación.

A partir de este momento contábamos con la ventaja añadida de una mejor instrumentación a la que se sumaba la propia en cuanto a que el disco solar ya había ganado la altura suficiente (> 30º) como para poder ser observado con comodidad desde nuestro observatorio, por lo que hemos podido seguir el evento hasta su finalización cercanas ya las 14:00, dejando fiel constancia en los datos cronometrados de los contactos, las imágenes y videos conseguidos con nuestra CCD acoplada al S/C 10” del observatorio y como no, las inolvidables imágenes que hemos podido cpatar “en directo” a través del ocular protegidos de la deslumbrante luz solar por el filtro de boca dispuesto como es lógico , delante de la correctora del tubo óptico del Meade.

La aventura ha dato su fruto y todo ha salido según lo planeado, doblemente observada mediante los telescopios de que disponemos y sin errores ni olvidos que lamentar. Hay que recordar que en este tipo de observaciones, el margen de error es muy pequeño y hay que prever con la suficiente antelación todo el material que vaya a ser empleado, repasando una y otra vez los pequeños detalles, cuestión que obliga a no pasar por alto nada por razones obvias.

El evento ha sido sencillamente espectacular y bello, sobre todo el instante del último contacto del planeta con el limbo solar, todo un éxito del que estamos realmente satisfechos por trabajo efectuado y los datos obtenidos, datos que enviaremos via correo electrónico a la dirección dispuesta por la ESO para su recogida y análisis.
Además de la espectacularidad de la observación, para nosotros ha supuesto la primera prueba de fuego (esta vez a la luz del día) del perfecto funcionamiento del Observatorio, sin olvidar que ha sido nuestro primer evento relevante desde nuestro flamante Observatorio Manises J98 ecientemente inaugurado. Sin duda es un buen augurio que esperamos sea la semilla de muchos más días de placentero deleite y sobre todo de muchas noches de tranquila observación.

Solo nos queda pues por hacer nuestro particular ritual del brindis por Hevelius, hecho que ha marcado el final del espectáculo que la naturaleza una vez más, nos ha brindado “gratuitamente” en esta espléndida mañana de junio.

Esta vez la meteorología ha sido benévola con todos los observadores que hemos podido asistir a la cita con el astro rey y su segundo de abordo, el planeta Venus, que nuevamente ha dejado otro surco imaginario sobre la superficie solar. Hasta siempre Venus, ha sido todo un placer.


P.D.

En correo recibido días más tarde, el centro de control de datos del ESO nos ha informado que nuestras medidas y datos remitidos han sido calificados de excelentes, habiéndose observando un error inferior al 1/1000. ¿qué más puede pedirse?










sábado, 1 de mayo de 2004


Ponencias en Castellón y Murcia

En el año 2004, ( en enero y abril respectivamente )  impartimos sendas ponencias con motivo de las IX Jornadas de Astronomía del Planetario de Castellón  y posteriormente en Murcia, en las II Jornadas de Astrometria y Fotometría, en las que se expuso a los asistentes, la operativa de trabajo a seguir para poder obtener "la credencial" , o lo que es lo mismo, el tan conocido como preciado código MPC, que otorga el Minor Planet Center como división de la Unión Astronómica Internacional, a todos aquellos observatorios que validen la calidad de sus medidas astrométricas.

La IAU, (Unión Astronómica Internacional) como es sabido, es la organización responsable de la determinación de las órbitas de los planetas menores, así como de la certificación de su descubrimiento.


Ponencia en Murcia el 17 de enero de 2004


 
Ponencia en el Planetario de Castellón,  el  4 de abril de 2004
   


En nuestro caso, el Observatorio Manises obtuvo el código J98, el  4 de junio del año 2002.


lunes, 22 de marzo de 2004

¡ Que noche la de aquel.......... Maratón Messier !

Para todos aquellos que en mayor o menor medida podría decirse que estamos sin remisión alguna -enganchados- por esta apasionante afición por la astronomía, la mera contemplación del cosmos "a cielo abierto" va más allá de un simple placer terrenal, podría decirse que se convierte casi en una necesidad, tener que alejarse del ruido de fondo cotidiano y de la excesiva iluminación de la ciudad al menos un par de veces al año, para adentrarse de lleno en plena naturaleza y dejarse llevar sin reservas, por la sutil calma del atardecer que sin apenas darnos cuenta, nos invade lentamente a medida que avanza el crepúsculo.

A medida que la oscuridad de la noche poco a poco nos incauta, el cosmos se despliega inmenso y misterioso ante nuestra atónita mirada, invitándonos a contemplar sus maravillas una y otra vez, sin más objetivo que su mera contemplación y disfrute.

La noche del 20 al 21 de marzo de 2004 no fue una noche más de observación, fue una de esas noches especiales de las que de muy tarde en tarde acontecen.
El espléndido colorido del horizonte al atardecer con aquel cielo de color azul intenso y los suaves tonos rojizos de extremada pureza que remarcaban la línea del horizonte, nos anunciaban a gritos lo que iba a ser una noche inolvidable como así lo fue, y cuyas impresiones vamos a comentar a continuación con el deseo de compartir a la vez que transmitir, nuestras particulares sensaciones a todos aquellos que todavía se apasionan al contemplar un cielo plagado de estrellas.
El motivo de nuestra salida de observación en los albores de la más que cercana primavera no admitía dudas, era el día perfecto para realizar aquello que nos proponíamos, únicamente deberían darse unas buenas condiciones meteorológicas para llevar a cabo nuestro cometido, por lo que solo quedaba esperar......

Como si se tratase de un ritual, preparamos durante la mañana todo el material de observación que pensábamos utilizar, planificando como de costumbre y de manera casi meticulosa tanto el lugar previsto donde emplazaríamos el telescopio, como todos aquellos complementos que permiten que una noche de observación en la soledad de la montaña no se convierta en algo para olvidar, sino en todo lo contrario.
Llegamos al lugar previsto como de costumbre, con el tiempo suficiente para planificar in situ la mejor ubicación sobre el terreno tanto del telescopio como de nuestro propio acomodamiento. La tarde prometía y el sol ya muy cercano a la línea del horizonte, nos anunciaba un magnífico crepúsculo, pues la experiencia nos dictaba que aquellas nubes bajas iban a tardar poco en disiparse. Y así fue.....

El silencio del lugar y la calidez de los colores del cielo a medida que el astro rey se hundía lentamente tras las montañas, eran elementos en perfecta comunión con el intenso olor a tierra húmeda, aromas que combinados con el característico perfume del romero y de tomillo propio del lugar nos envolvía suavemente provocando un efecto calmante difícilmente describible.
El cielo fue ganando poco a poco oscuridad y con todo apunto, se asomaron las primeras estrellas que nos permitieron alinear perfectamente nuestro telescopio a fin de no errar ninguna búsqueda por complicada que pudiese parecer.

En unos instantes, el crepúsculo civil era ya un hecho, la noche daba su comienzo y con ella nuestro trabajo de observación. Nos esperaban 110 objetos los cuales íbamos a tratar de darles caza si la climatología nos seguía siendo benévola durante el resto de la noche.
A las 19:45 h. de tiempo local, dirigimos nuestro telescopio al horizonte oeste en busca del que iba a ser nuestro primer objeto, el conocidísimo M45, el cual ni tan siquiera precisaba ayuda óptica para su localización, magnífico como de costumbre, los 11x80 son más que suficientes para encuadrar todas sus estrellas dentro de un mismo campo de visión.
Tras su observación en detalle, le siguió otro no menos espectacular y frecuentemente visitado por cualquier curioso del cielo, M42.
Sin prisas pero sin pausas, fuimos barriendo todos y cada uno de los objetos más cercanos al horizonte oeste antes de que fuese demasiado tarde.
Poco a poco "cazamos" de forma precisa, cada uno de los objetos de acuerdo con nuestro planteamiento inicial, anotando aquellas curiosidades que nos parecen dignas de ser resaltadas a la vez que disfrutando una vez más de la visión de los objetos Messier tantas veces visitados.
Continuamos nuestro recorrido hasta cerca de las 22 h. T.U., momento en el que tras haber observado la primera treintena de objetos y ante la posición privilegiada en lo alto de la bóveda celeste de los que les seguían , decidimos hacer nuestro primer receso al objeto de reponer fuerzas, dedicándonos a darle debida cuenta a unos suculentos bocatas que nuestras sufridas esposas nos han preparado como de costumbre.
La noche prometía pero iba a ser larga, por lo que resultaba de suma importancia no desatender en demasía nuestros estómagos.
Dimos por tanto una tregua a nuestras retinas y nos dedicarnos en cuerpo y alma a reponer fuerzas. La bebida no fue un problema, ya que se mantenía fresquita con la temperatura ambiente de poco más de 9º que teníamos a eso de las 22h.
Tras la pauta, un café calentito acompañado con un buen "cacharrito" nos anunciaba que le tregua había llegado a su fin y había que continuar, el tiempo pasaba y los objetos iban culminando poco a poco por el meridiano, por lo que no había que descuidarse en pro de evitar que el trabajo se acumulase.
A poco más de las 23h. el color negro del cielo resultaba casi estremecedor, retomamos el trabajo comprobando que el seguimiento del telescopio seguía tan fino como de costumbre, y así fue, el último objeto observado antes del receso, seguía ahí, como si de una postal se tratase. La magnífica pareja de galaxias de la UMA, M81 y M82, parecían haberse anclado en el ocular, detalle que nos aseguraba que el mecanismo de guiado estaba en plena forma.
Siguiendo con nuestro plan observacional, continuamos nuestro paseo celeste atacando el grupo de las complicadas galaxias en Canes Venatici a las que siguieron el ramillete de objetos situados en la Coma y las no menos complicadas y débiles galaxias de Virgo y Leo.

Cumplidas ya las cinco primeras horas de observación, la humedad de la noche iba en aumento, cuestión que amenazaba con bloquear la correctora del telescopio, por lo que pasada ya la medianoche, decidimos parar nuevamente unos instantes para reponer fuerzas con otro "cafelito", cuyo aroma y calor nos resulto reconfortante a la vez que espabiló nuestros ya cansados ojos.
La noche seguía su curso y el cansancio empezaba a hacer mella en nuestro ánimo. Aprovechando que la humedad parecía finalmente haberse adueñado de nuestro material, decidimos mover el telescopio intentando darle caza a una liguera brisa que percibimos y que pensamos que tal vez nos ayudaría a desempañar nuestro objetivo.
Uno de nosotros decidió darse un breve "sueñecito" en el interior del Laguna para reponer fuerzas aprovechando la calma observacional, mientras el otro continuó vigilante a pie de telescopio disfrutando de la noche y sus maravillas a través de nuestros inseparables 11x80.
Pero el tiempo apremia y había que seguir. Pasados apenas 45 minutos otro café repuso las fuerzas necesarias y el ánimo para continuar, esta vez el tirón debería ser hasta el final, se acabaron las pausas.
La ligera brisa reinante había limpiado de vaho nuestra correctora y nos posibilitaba de nuevo a seguir con la observación.
Al filo de las 3 de la madrugada en tiempo local, atacamos de lleno la Vía Láctea, adentrándonos en los cúmulos del Hércules, la Lyra, el Cisne y el Ofiuco, saltando de objeto en objeto como si de una partida de ajedrez se tratase, barriendo escrupulosamente las zonas a observar y anotando nuestras impresiones.
La madrugada y el frío de la noche apretaban y nuestras dilatadas pupilas empezaron a notar los efectos de las más de 7 horas de observación prácticamente continuada que acumulábamos en nuestras espaldas.
Eran ya más de 90 objetos los observados desde el comienzo de nuestra particular aventura, lo cual era un claro indicador que el amanecer acechaba por lo que debíamos apresurarnos.
Nos quedaban apenas 20 objetos para ver cumplido plenamente nuestro objetivo, por lo que decidimos apurar nuestro paseo observando los objetos más complicados en posición a medida que asomaban por el horizonte Este.
Barrimos la zona de Sagitario casi al completo a la espera del orto de aquellos objetos posicionalmente más esquivos M 101 y M102 que junto con M55 y M30 parecían resistirse en su orto.
Las primeras luces del alba nos sorprendieron casi sin darnos cuenta amenazando nuestro cometido, y aunque el telescopio apuntaba paciente la llegada del primero de ellos, las brumas del amanecer anunciaron al Este lo que pronto se convertirá en una realidad, éramos conscientes de que habíamos observado hasta el momento la friolera de 105 objetos y que la salida del astro rey iba a impedir culminar "al completo" nuestro trabajo, pero estabamos plenamente satisfechos de todo lo acontecido en otra magnifica noche de observación bajo aquel cielo espectacular de la Serranía.

Esta circunstancia será posiblemente "la excusa" que nos dé pie para intentarlo nuevamente en otra ocasión, cambiando el lugar de observación por otro que nos sitúe algo más altos y en consecuencia nos permita divisar los pocos objetos que hoy se nos han resistido al habernos visto inmersos en las luces del amanecer y haber quedado ocultos tras unos pinos cercanos al horizonte de observación.
Son ya las 05h. 42" en tiempo local y tras la observación de los dos últimos objetos en Acuario, el difuso M72 y el asterismo M73, damos por finalizada nuestra maratoniana noche observacional, plenamente satisfechos del trabajo realizado.
Ahora queda el trabajo más engorroso, desmontar y guardar el material para emprender el camino de regreso a casa en busca del sueño reparador, eso sí, con el grato recuerdo de otra inolvidable noche observacional que ha cargado de fotones nuestras retinas hasta una próxima ocasión.



Datos observacionales:

Lugar: Aras de los Olmos; "El terrenet" ( 39º 55' 28" N (39,92) ; 01º 07' 49" W (1,13) )
Observadores: Luis Lahuerta Zamora y Salvador Lahuerta Zamora
Material de observación: S/C Meade LX200- 8" y Prismáticos Celestrón 11x80
Fotografías : Nikon Coolpix 4500
Condiciones atmosféricas: Seeing 4.5; Atmósfera muy estable en presencia de nubes altas al principio de la noche que fueron desapareciendo a medida que avanzaba el crepúsculo, con un ligero viento de fuerza 2 a mitad de la noche que hace decrecer la humedad ambiente por debajo del 45%
Temperatura : 12º C al comienzo de la observación, finalizando con 7º C
Viento: en calma, fuerza 1-2 a lo largo de toda la observación.